N.S. Emperatriz en Pekín


Madrid, 22 de diciembre de 2016
Estimados amigos:

Como algunos sabéis, esta historia comenzó durante un viaje que hice a Filipinas, en diciembre de 1997, en que me regalaron una hermosa estampa que representaba a la Virgen vestida de emperatriz y sentada en un trono imperial, con el Niño de pie en su regazo. Ese precioso regalo bien enmarcado, me ha acompañado desde entonces en mi despacho de la Universidad Complutense de Madrid.
Hace dos años os hice llegar un video con una carta explicando mi experiencia en la elaboración de una imagen. Ahora, continuando con la anterior propuesta, os hago llegar esta felicitación navideña, anunciando e informando a todos de que la imagen ya está en Pekín. Me ha parecido oportuno hacer una pequeña introducción, breve resumen de lo anterior, para situarnos en el destino final.

Encuentro y búsqueda

En octubre de 2007 comencé un año sabático en la capital de China, en Peking University, y el primer día ya comprobé las grandes diferencias culturales que convertirían en un reto la adaptación a mi nuevo entorno académico. Al ir a Misa ese día en la Catedral del Norte de Pekín, me alegró mucho ver que allí estaba el cuadro original con la imagen de la Emperatriz: con su intercesión, todo sería más fácil. Desde entonces, la devoción a esa advocación me ha llevado a repartir varios miles de estampas a parientes, amigos y colegas de muy diversos lugares.
Durante el año que pasé en China, aproveché algunas pausas en mis trabajos de investigación para visitar el barrio de artistas de la capital imperial, Liulichang. Allí, algunos artesanos intentaron materializar la imagen en tres dimensiones —en madera—, con la figura de la Virgen y el Niño en relieve. Quizás por las dificultades del idioma me pareció que no había logrado que plasmaran suficientemente la amable belleza de sus rostros, aunque me quedé con media docena de tablas para regalarlas.

Elaborando una imagen

En octubre de 2012, acudí a un joven escultor de Cieza (España), mi localidad natal, y le pedí que arreglara, si podía, los dos rostros de una de las tablas. Lo hizo muy bien y además aseguró que podría esculpir una imagen de tamaño natural.
Escribí a unos amigos chinos para ver si les interesaba una imagen: la encargaron directamente. No sabía bien en qué aventura me estaba metiendo, porque el proceso fue bastante complicado. Primero había que moldear en barro la cabeza de la Virgen; después, pasarla a yeso y policromarlo; y, si gustaba el resultado, pasar a la madera y terminar el conjunto policromando y barnizando.
Cada cierto tiempo viajaba a Cieza, porque allí vive mi madre, que ya tiene 98 años. Aprovechaba esos viajes para ir al taller del escultor y hacer sugerencias y traerme fotografías a Madrid para que las vieran otros artistas y aficionados a la escultura. De esta manera, podía escribir cartas al escultor dando algunas indicaciones, con pruebas que habíamos hecho en el ordenador para que se fijara en detalles que debía tener en cuenta. De manera que, a finales del verano de 2014, se realizaron todas las tareas para pasar a madera la Virgen y el Niño.
Tras dos años de trabajo, las imágenes estaban prácticamente acabadas en cedro real, estucadas y policromadas al óleo. Incluso habían llegado desde China las vestimentas imperiales. Algunos artesanos hicieron las coronas, los gorros, las piezas de orfebrería y los arreglos finales de costura. Todo el trabajo muestra la maestría de este joven, pero experimentado escultor que es Antonio Jesús Yuste.

Bendición en Cieza

Todo estaba listo para la bendición de la imagen, que tuvo lugar en la Basílica de la Asunción de Cieza, el 25 de octubre, con un grupo numeroso de amigos y parientes. Aprovechamos el final de la Misa del sábado, de forma que podría quedar después N. S. Emperatriz de China unos días en un lateral del altar mayor, para que pudieran visitarla los fieles que estuvieran interesados.
D. Antonio, el párroco de la Asunción, fue el principal artífice de la sencilla y sentida ceremonia, ayudado por el propio escultor en un ambiente festivo, de últimas piedras. La pregunta era donde terminaría esa obra de arte, algo que no sabíamos con certeza, pero pensábamos que con seguridad sería en China, muy probablemente en Pekín o Shanghái.
Al terminar la Misa y la solemne bendición quedo bastante gente en la parte delantera de la nave, en un ambiente amistoso, familiar y distendido. Era muy agradable y festivo contemplar con tranquilidad y detenimiento la belleza de la imagen y lo inusual de los suaves rasgos asiáticos de la virgen y el Niño, así como la preciosa vestimenta china de seda de la madre, realmente vistosa,
esplendorosa y propia de una emperatriz. Me apetece contaros una pequeña anécdota personal. Mi madre al llegar a la iglesia se sentó casi en primera fila, mientras yo me situé hacia el final de la nave para poder hacer alguna fotografía del ambiente general. Tras la bendición de la imagen fui a la parte delantera, saludando a unos y a otros, mientras mi madre permaneció en su sitio y muchas personas fueron acercándose a ella para saludarla y felicitarla. Cuando terminada la ceremonia nos volvíamos paseando a casa, le hice el comentario jocoso de que todos iban a felicitarla a ella y que a mí nadie me dijo nada, su respuesta escueta fue “como corresponde”

Galería fotográfica

Había quedado con el escultor en que antes ir a la basílica con la imagen pasara por un fotógrafo profesional para hacer un pequeño álbum fotográfico (como si fuera una novia), cosa que hizo llevándola a un buen artista, Carpio, que realizo esas magníficas fotografías de fondo negro, donde resalta la belleza y finura de la Virgen y el Niño, así como la gracia de este. Como se aprecia en las fotos, el conjunto de la Virgen y el Niño ha resultado de una belleza extraordinaria. Quedé muy contento, y pronto pude comprobar que las personas que habían hecho el encargo también estaban felices. Estaba muy bien iluminada la iglesia por haber tenido antes una boda. Esto permitió hacer unas cuantas docenas de fotografías con muy buena luz en el ambiente más piadoso que proporcionaba la basílica Durante la ceremonia y posteriormente se pudieron hacer bastantes fotografías, sobre todo por parte de un amigo del escultor que tenía una buena máquina. Después me las paso todas en un fichero para que pudiera seleccionar las más interesantes o de mayor calidad. Otras personas me pasaron también las que habían realizado incluso con sus móviles. De manera que terminé con un buen repertorio fotográfico.
Al volver después a Madrid y compartir con algunos amigos con profesiones e inquietudes artística mi selección, en especial Gonzalo y Alberto, hicieron distintos arreglos, quitando pequeños defectos o modificando la luz o el encuadre. El resultado puede verse en este conjunto de imágenes llenas de calidad y belleza

Un presente para Beitang (Catedral del Norte)

La última parte de la historia, y la que da lugar a esta carta y al vídeo, es cómo llegó la imagen desde Cieza hasta la capital china, donde ha quedado entronizada en la Catedral del Norte de Pekín desde este mes de mayo.
Para ese delicado porte, recurrimos a los servicios de una agencia, pero hice coincidir el envío con un viaje que haría a Pekín con el fin de participar en el Congreso Internacional de la Familia organizado por la Academia China de Ciencias Sociales. La Emperatriz llegaba embalada en un baúl, y coincidimos más o menos en el aterrizaje el 3 de mayo. Al principio, las noticias no fueron tranquilizadoras: en la aduana, alegando diferentes problemas y con mensajes genéricos, se retrasaba la entrega. Se había perdido la llave; se pedía autorización para romper el candado; requerían una descripción más precisa del contenido, fotografías, etc. Tras nueve días de dificultades, me comunicaron que, por la naturaleza de la mercancía, se requería una autorización específica, y se mencionaba la posibilidad de su devolución al lugar de origen. El último problema planteado por la aduana era que no incluía permiso de importación de obra de arte. En esos momentos, tenía que efectuar un viaje profesional a Shanghái, así que respondí lo mejor que pude a esos requerimientos y dejé este asunto en manos de Dios. A mi vuelta, me confirmaron que la aduana había dado el visto bueno y que traerían al día siguiente la mercancía. Respiré tranquilo. Y esa misma tarde preparamos el traslado y nada más llegar a Beitang tuve la alegría de que un grupo de personas me esperaban con ilusión.
Cuando finalmente llegó el baúl de madera a su destino el 17 de mayo y lo abrimos encontramos todo en perfectas condiciones, vimos que la talla de la Virgen estaba dividida en tres partes, tal y como la había embalado el escultor a engarzar, y el Niño separado. En seguida, media docena de personas se entraron en colocar en orden y con cuidado las piezas de la Virgen, que, por delicadeza, en la parte interior de madera desnuda venía pintada como si llevara puesto un chándal.
Mientras tanto tres o cuatro mujeres tomaron al Niño lo vistieron, y quedaron prendadas de lo hermoso que era. A los pocos minutos, ya estaba en los brazos de su Madre, también vestida y arreglada con cuidado, veneración y cariño. Se dieron unos últimos retoques a la instalación, aunque aún era provisional, y se tomaron fotografías con todos los presentes, con un cierto sentido histórico.
Las personas que iban llegando echaban piropos a la imagen de la Virgen y al Niño.
El domingo fui con tres amigos chinos a la catedral para visitar a la Virgen. Mientras rezábamos el rosario, muchas personas hacían una reverencia al pasar por delante de la Emperatriz de China.
Mirando la imagen recordaba esta larga historia. En el vídeo podéis ver el ambiente de la catedral y
su entorno. La instalación de la Virgen en la sacristía de la Catedral, como se puede ver en las fotografías, es provisional mientras se arregla una de las capillas laterales, para tenerla en un sitio más definitivo. Comentamos lo bueno que sería tener en futuro un santuario de la Virgen en Pekín. En cualquier caso, el futuro de esta aventura no se sabe bien donde terminará, pero -como os decía en el video anterior, que este complementa- los comienzos han sido tan prometedores que invitan a soñar y pensar que quizás nos quedaremos cortos. Esperando que también os guste esta novedosa felicitación navideña, os envío un cordial saludo.

Antonio Lucas